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Varias provincias quieren adelantar comicios para separarlos de los nacionales


Sobre un total de 22 provincias con elecciones en 2019, al menos ocho son las que adelantarán el momento del voto. Además, otras cuatro más están a punto de confirmarlo, y otras seis lo están analizando, incluida la manejada por María Eugenia Vidal. Así, la mayoría de los gobiernos provinciales se despegará de la elección presidencial.

Si bien cada distrito presenta realidades específicas, un cálculo empuja hacia la desnacionalización: los gobernadores suelen tener mejor imagen que sus referentes nacionales, ya sean Mauricio Macri, Cristina Kirchner o algún dirigente del peronismo.

El escenario nacional, con un pronóstico tan reñido como incierto, también alienta a simplificar la apuesta por parte de los líderes provinciales.

En La Pampa, por ejemplo, el gobernador Carlos Verna se ahorró el estrés de tomar partido entre los candidatos del peronismo. Adelantó lo máximo posible las fechas, favoreciendo una amplísima unidad que va desde La Cámpora hasta el massismo.

Dentro de Cambiemos, ninguna de las provincias oficialistas (Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Mendoza y Jujuy) confirmó oficialmente que se vaya a plegar con el calendario nacional. Tanto Gerardo Morales como Alfredo Cornejo superan a Macri en imagen positiva.

Según una medición reciente de Aresco (la consultora de Julio Aurelio), el gobernador Cornejo le saca 20 puntos de ventaja al Presidente. Entre los 3 mil mendocinos consultados, el 59% valora favorablemente a Cornejo; y sólo el 39,7% tiene una mirada positiva de Macri.

Con un agravante para el Presidente, en la comparación con 2015: en el balotaje contra Daniel Scioli, Macri sacó casi 58% en Mendoza, más de seis puntos por encima de su promedio nacional.

En Jujuy pasa algo parecido. Según un sondeo telefónico de W.Tracking, hecho en diciembre en San Salvador y San Pedro, la imagen de Morales acumula un 56,7% de apoyo, mientras la de Macri llega al 41,5%.

La filiación radical les facilita el desmarque de Macri. La alianza entre el PRO y la UCR nació desigual, y se fue friccionando en el último año. Ser un socio minoritario del poder puede tener beneficios: en este caso, menos compromiso y obligaciones hacia el partido de gobierno.

En la Capital, en cambio, el alcalde Horacio Rodríguez Larreta planea acoplarse al calendario nacional: las PASO serán el 11 de agosto; las generales el 27 de octubre; y la segunda vuelta el 24 de noviembre, en el caso (muy probable) de que el candidato presidencial no saque la ventaja suficiente para ganar.

Con Macri como su jefe desde hace casi 20 años, Larreta no cuenta con libertad de decisión. La provincia de Buenos Aires, donde vota casi el 40% del padrón, se convirtió en el reino de las especulaciones, las operaciones y los cálculos más o menos fantasiosos sobre qué le conviene a Macri, a Vidal y a la oposición.

Cerca de la gobernadora intentan convencer a Macri de las ventajas mutuas de desdoblar. Pero Marcos Peña y el consultor Jaime Duran Barba desconfían de esa táctica.

Esa chance, a su vez choca con un argumento histórico de Macri respecto a la necesidad de simplificar la agenda. Los intendentes bonaerenses del peronismo estimaron en 3200 millones de pesos el costo de desdoblar. Un ex funcionario de la dirección electoral llegó a una cifra similar: 3 mil millones, y alrededor de la mitad si se eliminaran las PASO.

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