Ante este panorama, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió un “pedido de acción urgente” para mejorar la gestión del “flujo tóxico” y convertirlo en una fuente trabajo.
Los desechos electrónicos son, según la ONU, “cualquier cosa con un enchufe, un cable eléctrico o una batería”, lo que incluye desde tostadoras hasta cepillos de dientes, teléfonos inteligentes y televisores. Aunque los desechos electrónicos son solo el 2% de la basura sólida mundial, pueden significar hasta el 70% de los residuos peligrosos, agregó la ONU.