Fue otra presentación decepcionante, se jugó mal de principio a fin, las buena individualidades que brillan en conjuntos europeos no logran rendir en la selección. No hay idea de juego, el equipo no aparece, y el futuro es incierto.
Hoy se igualó con un elenco que pareció no demasiado interesado en el triunfo, solo por eso. De habérselo propuesto, Paraguay hubiera vencido a un conjunto anodino, sin espíritu ni estirpe, al punto que no pateó al arco en la primera etapa. Un desborde por izquierda, un centro atrás bastó para que los minutos iniciales de intento de juego se se desmoronaron pronto.
Luego se entró en la desesperación se jugó a lo que saliera, y el empate llegó con una jugada muy discutida de presunta mano que el árbitro debió ver varias veces para convalidad. Luego Armani salvó la ropa tras un penal torpe de Ottamendi. Se volvió a jugar muy mal y se dependerá de un triunfo en el último partido para poder clasificar.