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La relación entre José Corral (UCR) y Federico Angelini (PRO) no es buena desde antaño. Mucho le costó al ministro del Interior, Rogelio Frigerio limar asperezas y lograr que no haya interna entre ellos para disputar la gobernación.
Fue prometiéndole al segundo encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales, algo que a regañadientes, el rosarino aceptó, pero no disimuló ni un poco su falta de apoyo a la fórmula oficial, al punto que no se sumó como protagonista a un solo acto de la dupla Corral-Martínez.
Claro que Cambiemos no esperaba la serie de derrotas consecutivas en las diferentes provincias y había bajado la consigna que candidatos provinciales no podrían postularse luego a cargos legislativos. Pero ahora debió ceder, la relevancia política de algunas de las figuras que quedarían desempleadas desde el 10 de diciembre, de mantenerse esa postura, sería perjudicial para sus chances electorales.
La primera de las rebeliones se dio en Córdoba, donde Mario Negri tiene serias intenciones de disputar al menos en una PASO <si deciden impedírselo> la posibilidad de seguir en el Congreso nacional. Y en Santa Fe sucedería algo parecido, José Corral ya no será intendente santafesino en diciembre, no será gobernador de la provincia y quiere al menos refugiarse en una banca del parlamento nacional.
Esto no cayó bien en el sector de Angelini, que tenía la palabra de Frigerio de ser el principal protagonista de la lista de legisladores nacionales. El segundo lugar debe ser ocupado por una mujer y nadie puede garantizarle a esta altura de los acontecimientos al ahora "Juntos por el Cambio" que metan tres diputados nacionales. La UCR ha sido relegada de los principales puestos del poder dentro de la alianza, el PRO comenzó a buscar peronistas díscolos y es probable que Miguel Pichetto también cuele legisladores en las listas y Santa Fe no sería la excepción.
Así las cosas, las internas en Cambiemos se anticiparon, ya se juegan puertas para adentro, avisoran una derrota dominguera inevitable, víctimas de la polarización socialista/peronista y de un andar económico inocultable, que podrá sosegarse en parte con planes populistas de consumo, pero que no puede disimular la estrepitosa caída del salario real de los trabajadores y jubilados durante los últimos tres años de gobierno de Mauricio Macri.
La debacle comenzará inevitablemente cuando los resultados de las urnas digan lo que puertas para adentro ya se da por descontado. Incluso Corral perderá en su propio distrito electoral, donde Emilio Jatón, del Frente Progresista podría consagrarse intendente de la ciudad capital, asestándole un duro golpe, casi mortal. Angelini huele sangre, y como buen cazador, va por su presa en el momento de mayor debilidad.
Llegar a una elección divididos en partes irreconciliables no parece la mejor opción, en una contienda que nunca les quedó cómoda, en la que incluso contaron con la inestimable colaboración de referentes nacionales, haciendo hincapié en la inseguridad, principal <y casi único> caballito de batalla en la propuesta electoral, jugando piezas importantes, como Frigerio que vino hace quince días y la mismísima ministra Patricia Bullrich, acompañando en lo últimos días con su presencia y algún poco casual operativo que involucraba al socialismo con el narcotráfico.
Así las cosas, desde el lunes comenzará una batalla inesperada, que no estaba en los planes del espacio, algo que parecía un mero trámite, será un campo minado plagado de sorpresas y divisiones internas que podrían dejar fragmentado en varias partes al espacio político que buscará la reelección presidencial. Difícilmente el dedo de la Casa Rosada pueda decidir esta vez quien encabezará la lista nacional y las internas abiertas y simultáneas parecen ser el único camino.
