Pero la incapacidad de May para lograr que el Parlamento británico aprobase el acuerdo que negoció arduamente durante dos años con Bruselas, la obligó a pedir dos aplazamientos, el segundo hasta el 31 de octubre. Cada vez más presionada por los euroescépticos dentro de su formación, para quienes hizo concesiones inaceptables a la UE, hace dos semanas May anunció que renunciaría como líder de los Tories este viernes, al término de la visita del presidente estadounidense Donald Trump.
Su dimisión no dará lugar a ningún acto oficial, más allá del lanzamiento por el Partido Conservador de la carrera para designar a su sucesor, un proceso que debería culminar a finales de julio. Mientras tanto, May seguirá a las riendas del gobierno pero dejará de gestionar el dosier del Brexit, que fagocitó sus tres años en el poder.
“Han oído a la primera ministra hablar apasionadamente sobre algunos de los temas de política interna que le preocupan, así que seguirá concentrada en trabajar por el pueblo británico”, pero en relación con Brexit “ha dicho que ya no le corresponde a ella llevar adelante este proceso, sino a su sucesor”, dijo a los periodistas su portavoz.