Macri intentará diferenciarse de Fernández, planteará republicanismo, democracia, paz social, relación con el mundo, realismo, combate al narcotráfico, obras, transparencia en los números, y hasta defensa de las dos vidas, sitio en el que prefirió refugiarse en los últimos días aprovechando un lecho de mercado que su principal contrincante no explota y se sitúa tibiamente en la otra vereda. Gómez Centurión también lo buscará a Fernández por ese costado. Sin propuestas claras expuestas aprovechará ese flanco para fustigar y captar los votos celestes. Espert coincide con la idea neoliberal del macrismo, sólo que él la hubiera profundizado, sabe que nadie nacional y popular lo votaría, y por eso también pesca en la misma pecera. Hasta ahí los votos de la derecha.
Bien por izquierda vendrá Del Caño, que tal la costumbre de su fuerza política le pegará al actual gobierno y también al próximo, al que acusa de haber compartido algunas de las decisiones de Macri, haciendo incapié en el apoyo de Moyano o Massa a principios de la gestión macrista. Lavagna comparte logros con Fernández, de haber sido protagonista de la salida del infierno en la gestión de Néstor Kirchner, pero también critica el final del kirchnerismo y la cerrazón económica de la última etapa de la gestión.
Fernández, que ocupará el centro del ring, que aparece como el candidato oficialista pero no lo es, será el principal rival de todos, de Macri porque es el rival a vencer y del resto porque considera que el presidente ya no tiene chances reales de dar vuelta el resultado y que la debacle económica terminará pronto con sus días en la Casa Rosada.