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El karma de no poder conseguir una victoria persigue el elenco de Cocca. Frente a Racing la semana pasada hizo todos los méritos para quedarse con los tres puntos, pero no lo consiguió, hoy, sin jugar mejor que el local, pudo haberse venido con algo más, pero no se animó. La falta de poderío ofensivo se hace notoria, le cuesta llegar, y mucho más concretar.
Podría decirse que el visitante hoy no fue inferior a su rival, tuvo en algunos momentos más la pelota, pero le faltó punch arriba. Tras una primera mitad sin demasiadas situaciones de riesgo, el complemento trajo emociones frente a los arcos. Tras un error de Pereyra, que suele gambetear de de más cuando no es propicio, Lanús se hizo del balón con Central mal parado, alargaron para Sand y el goleador del Granate no perdonó.
Por suerte para los de Cocca el empate llegó rápido, un buen centro de Gil, <el único en el partido> fue desviado por Matías Caruzzo para poner la igualdad. Después Central fue por obligación, necesitaba una victoria para salid del descenso, pero sufrió demasiado abajo, parecía que en cada contra los de Zubeldía podían quebrarlo. Quignon exigió a Ledesma sobre el final con un cabezazo que parecía tener destino de red. Fue empate, pudo ser para cualquiera de los dos, entre dos equipos que son de mitad de tabla y no están para regalar nada, así lo entendieron y repartieron puntos.
Párrafo aparte para Diego Abal. Debió expulsar a Sand a los pocos minutos de comenzado el encuentro por una falta con plancha sobre la pierna izquierda de Molina, ni siquiera amonestó. Luego, el arquero local golpea con sus puños a Novaretti cuando despeja un centro, el delantero de Central sufre el impacto en su cabeza, y debió dejar el campo de juego, para Abal no fue penal. Y hablando de la pena máxima, todo Lanús reclamó sanción de tiro desde los doce pasos cuando sobre el final El Laucha Acosta se tiró sonbre la pierna de Molina, él otra vez dijo no.
