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Fernández deberá actuar con minuciosa cautela en sus primeros días de Gobierno


Tal como si se tratara de una bomba preparada para estallar, Alberto Fernández deberá tener la máxima cautela a la hora de tomar determinaciones en sus primeros días al frente de la Casa Rosada. Hay varios frentes abiertos, pero sin dudas el económico es el mayor condicionante del futuro gobierno que asumirá el 10 de diciembre.

La deuda con el FMI es sin dudas un condicionante, pero no el único en materia económica, Argentina le debe además a otros organismo y tenedores de bonos, a lo que se suma la deuda interna con vencimientos apremiantes de carácter urgente, en los primeros 90 días. La recomposición del  deteriorado tejido social no puede esperar, el principal problema es de donde salen los fondos.

El presidente electo, Alberto Fernández prometió en campaña una serie de mejoras, empezando por los jubilados, las industrias, poner plata en el bolsillo de los argentinos y ahora deberá cumplir, si no quiere ver deteriorada su imagen en el corto plazo. Hasta los propios gremios avisaron que bancaban, pero hasta cierto punto, hasta donde los bolsillos empobrecidos de sus afiliados lo permitan.

El problema es que la torta es demasiado pequeña para repartirla en tantas porciones. Al campo no podrá meterle la mano en el bolsillo, ya lo sabe, está agazapado y en pie de guerra y aliado al gobierno saliente.

A los bancos podría tocarlos, pero no tanto, ya que los depósitos de los argentinos están allí resguardados. La energéticas <otras de las grandes ganadoras del modelo macrista> podrían sufrir la desindesxación y desdolarización, pero sólo hasta cierto punto, a riesgo de caer en la desinversión.

Hasta en lo internacional Alberto tendrá frentes abiertos, la cercanía a Evo Morales lo aleja de Estados Unidos, propulsor del golpe de estado perpetrado por las fuerzas armadas y la policía boliviana. Necesita de los yankees para renegociar deuda. Brasil y Chile tampoco tiene gobernos afines y al parecer tampoco lo tendrá Uruguay. Hasta con la Santa Sede se abrió un foco de conflicto esta semana, luego de sus declaraciones a favor del aborto legal seguro y gratuito.

Los medios hegemónicos alientan una supuesta interna con la ex mandataria, Cristina Fernández y todo lo que representa. De alguna forma la ex presidenta manejará el Legislativo, presidiendo la cámara alta, con Máximo al frente del bloque en Diputados y Mayans en senadores.

A esto hay que sumar que Sergio Massa, que conducirá Diputados no resignó sus ansias de ser presidente y el creciente Kicillof, gran artífice de la victoria se encamina a cosas más grandes, dependiendo de su perfomance al frente de la provincia de Buenos Aires sin dudas se sumará a la lista de presidenciables. Competencia interna que podría ser externa si no se consigue preservar la unidad.

Alberto deberá pensar más de mil veces que cable cortar. En la política nunca nadie pudo llevarse bien con todo el mundo, eso es imposible, para darle a uno hay que sacarle a otro. Cuando nada sobra y casi todo falta, cada punto que se resigna a un sector debe ingresar a otro más necesitado. En la larga fila de demandantes también estarán sin embargo sectores a los que no les fue mal, pero no piensan ceder un centésimo. Deberá tener nervios de acero, precisión de cirujano y mucho valor y coraje para poder comandar a buen puerto a la Argentina que viene. 

El gobierno saliente deja deuda, recesión, pobreza, tarifas dolarizadas, sueldos devaluados, alimentos por la nubes, miles de Pymes menos, otras que agonizan, estrepitosa fuga de capitales, déficit en dólares reservas mínimas e incapacidad de tomar nueva deuda. No será fácil.













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