El nuevo balance fue dado a conocer hoy en un comunicado en el que precisó que las autoridades identificaron que varios soldados mostraron algunos síntomas de posibles conmociones cerebrales debido a la fuerza del impacto de los misiles.
«Aunque ningún militar estadounidense murió durante los ataques del 8 de enero en la base de Ain al Asad, algunos han sido tratados por síntomas de conmociones cerebrales y todavía están siendo evaluados» indicó Bill Urban, el portavoz de la coalición militar.
El militar explicó que «por precaución» los soldados fueron transportados desde la base de Ain al Assad, en el oeste de Irak, hasta el centro médico regional de Landstuhl, un hospital del Pentágono en Alemania, reportaron las agencias de noticias EFE y Europa Press.