Miles de personas volvieron ayer a copar el centro de Santiago en una jornada que terminó con duros enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que pugnaron por ocupar la Plaza Italia, hoy rebautizada como Baquedano.
"A pesar de que es verano, seguimos en las calles. El Gobierno solo saca leyes para reprimirnos y no se encarga de cambiar el sistema (económico) que es lo que pedimos. Esto no va a parar", dijo a la agencia Efe Pedro Ramírez, de 17 años, que lleva manifestándose desde que comenzó el estallido el pasado octubre.
Como consecuencia de las protestas, que han ido mermando en frecuencia pero que nunca cesaron, el gobierno retrotrajo los aumentos de transportes que encendieron la mecha del conflicto e inició un proceso de reforma constitucional, pero no ha conseguido calmar los ánimos en la sociedad. Las protestas no se circunscriben al ámbito de Santiago, sino que se replican en diversas ciudades de Chile, como Valparaíso donde ayer también hubo enfrentamientos.