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No hay magia en la política y todo costará más de lo esperado


Algunos ilusos pensaban que votar al Frente de Todos era la solución inmediata a todos los problemas de los argentinos. Y de a poco se van dando cuenta que no hay magia en la política y que todo costará quizás mucho más de lo esperado. Nadie pone en duda la enorme dificultad económica en que el gobierno anterior dejó al país, pero a esta altura, tampoco nadie se imagina saliendo del serio problema en breve.

No hay dinero, y ese es el principal escollo para hacer política. Administrar la pobreza requiere de gestos de austeridad que ningún gobierno entrante quiere tomar, menos si se proviene del sector nacional y popular. El peronismo unificado no logró torcer el rumbo de la debacle económica dejada por el macrismo. Es cierto apenas van algo más de 60 día gobierno de Fernández, pero con el cambio de rumbo no alcanza. Sirve para lo gestual, pero es ficticio en lo inmediato.

Se pueden congelar tarifas y combustibles por el momento y ponerlas "en estudio". Se puede suspender la fórmula jubilatoria y aplazar aumentos generalizados, pero tarde o temprano, vía judicial los jubilados a los que se les prometió un incremento del 20% ganarán los juicios y habrá que pagar los aplazado. Se puede pedir eliminar la cláusula gatillo en paritarias, pero por ley deben ser libres, y siempre aparecerá un Moyano dispuesto a patear el tablero. Se suponía que venía la recuperación del salario, y no es precisamente poniendo techa a las negociaciones salariales que se los hace.

Los tenedores de créditos hipotecarios UVA estaban esperanzados en que el Gobierno sea al protector que les salvara la cagada de haberse endeudado a tasas usurarias para tener su vivienda. Se pospuso incrementos, pero el Estado de a poco se va corriendo de esa "negociación entre privados", como la definió el propio presidente, Alberto Fernández. El gobierno había prometido en campaña darle gratis los remedios a los jubilados. Hasta ahora sólo pudo sostener el precio y pagar la enorme deuda con el PAMI que dejó su antecesor.

Omar Perotti, el gobernador de Santa Fe atraviesa los mismos problemas, falta de fondos y para agregarle escollos a su gestión, tiene al socialismo con mayoría en la cámara baja que le retaceó dinero. Ahora mandó una nueva ley de emergencia restringida, mucho más consensuada que podría tener aprobación legislativa, pero llega tarde.

No pudo sostener su principal promesa de campaña, el Boleto Educativo Gratuito y a esta altura, es mucho más que probable que no pueda implementarlo al comienzo de las clases. Pospuso el pago a agentes estatales y aplicó un calendario sumamente criticado. El tema de la Seguridad le estalló en las manos al flamante gobernador. Sin un plan concreto y claro y especulando hasta último momento con la presencia de Berni que finalmente no se dio, asumió Saín, que con métodos poco tradicionales para la fuerza intentó disciplinarla, desplazó comisarios, ajustó gastos y los acusó de autogobierno. La respuesta de la fuerza fue rápida y clara. La ola de asesinatos de tinte mafioso y narco es incesante en la ciudad con números que superan ampliamente la peor estadística socialista.

Tampoco las tendrá fácil el peronismo provincial en la próxima negociación paritaria. El ministro Borgonovo anticipó <en sintonía con el gobierno nacional> que los gremios deben olvidarse de la aplicación de la cláusula gatillo. La contestación también fue inmediata y docentes y estatales prometen dura batalla para defender el poder adquisitivo del salario. La herramienta les permitió sostener ingresos frente a la incipiente inflación en años duros, pero no fue acompañada por similares incrementos por parte del Estado.

Incluso varios cuadros del PJ que pensaban colocarse en la estructura provincial debieron deponer aspiraciones ante los problemas económicos que atraviesa la administración Perotti. Muchos de ellos habían incluso pedido licencia en sus trabajos (estatales también) para mudarse a Santa Fe, pero pronto debieron desarmar las valijas. No hay fondos para la repartija postelectoral y los muchachos deberán conformarse con ser meros adherentes.

El gobierno de Fernández puso el eje en la renegociación con el Fondo Monetario Internacional. El presidente realizó una exitosa gira por Europa, cosechando apoyos esperados. También recibió palmadas desde Washinton, donde Trump respaldó la tarea con el organismo internacional. Nadie duda a esta altura que Estados Unidos maneja el FMI, y que el resto acompaña. Para el Gobierno es fundamental poder posponer la deuda para poder crecer y "poner en marcha la economía". Hasta el momento bajó significativamente la tasa de interés y pese a ello crecieron los depósitos en dólares y mantuvo hasta ayer el costo de la moneda norteamericana, que parece haberse despertado.

Que presos políticos sí, que presos políticos no. Que el FMI tiene la culpa, que la culpa es del macrismo. Que hay que pedir reducción de monto por ilegitimidad que hay que pagar todo sin chistar. El debate político transcurre sin tener en cuenta que todo sigue mal, que la situación de la gente no ha cambiado, que sólo un poco menos de inflación a costa de congelamientos y algunas dádivas de fin de año son alivios temporales, que no cambian la ecuación. Los jubilados en febrero cobraron lo mismo que en noviembre y por cierto los precios no son los mismos. Los especuladores de siempre remarcaron mucho antes de Precios Cuidados.

Por el momento, los gobiernos de Fernández y Perotti son un decálogo de buenas intenciones. Se volvieron a federalizar los subsidios al transporte, se volvió atrás con la quita de rango a ministerios tan importantes como Salud y Ciencia y Tecnología. Se restableció la paritaria nacional docente, los derechos humanos volvieron a estar en la agenda y se lanzó la Tarjeta Alimentaria para luchar contra el hambre, sin dudas el principal de los problemas que deberán afrontar.

"Vamos a ir primero por lo que más lo necesitan", resuena la frase repetida. Y no está mal. "Mientras discutimos boludeces hay gente que se caga de hambre", dijo Grabois, siempre áspero, pero tan real como se puede ser para describir la situación actual del país.


      








  




    

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