Le expresaron que la continuidad de los establecimientos corre serio peligro de persistir el cierre total, y peligran por supuesto la fuentes numerosas fuentes laborales que allí se desempeñan.
Cabe señalar que los moteleros destacaron que se trata de una actividad privada, que los pasajeros no se cruzan entre sí, ni con el personal de servicio, que las habitaciones son minuciosamente esterilizadas cada vez que una pareja se retira y que tanto la ropa de cama como de baño se cambia después de cada turno, a pesar que no aparente uso. Por estos motivos, y adoptando las medidas de bioseguridad pertinentes, estiman podrían retomar su actividad, si el Ejecutivo lo permite.