El ministro realizó una jugada incomprensible anteayer. En un desafío al principio de no contradicción, la Secretaría de Finanzas sostuvo que para fortalecer el mercado de deuda en pesos se les iba a dar un bono en dólares a los que no quieren pesos, pero quedaron atrapados con bonos en pesos.
Fue interpretado como un traje a medida para fondos como Pimco o Templetony eso rompió el buen clima reinante, y ahora la negociación está empantanada. La incógnita hoy es si Alberto Fernández rescatará las conversaciones.
Anoche el grupo más numeroso de acreedores amenazó con recurrir a la Justicia neoyorquina, donde los espera la jueza Loretta Preska, que no admira al kirchnerismo. Las consecuencias de un default serían delicadísimas. Desde anoche la fecha clave pasa a ser el 30 de junio.
Ese día vencen los discounts emitidos durante los gobiernos Kirchner. Tienen la peculiaridad de que, a diferencia de los títulos emitidos en la gestión de Mauricio Macri, presentan pocas dificultades para habilitar un reclamo judicial. A partir del 30 de junio correrían 30 días y, entonces sí, la Argentina entraría en default pleno.