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Debate caliente en la sesión de ayer del Concejo Municipal por el tema seguridad


Un expediente de autoría del concejal de Cambiemos, Rodrigo López Molina fue el detonante de una acalorada discusión en el recinto de sesiones del Palacio Vasallo durante la extensa sesión semipresencial del día de ayer. Se requería a la intendencia para que proceda a brindar informes sobre seis licencias de taxis cuyos titulares están relacionados al líder de la barra de Rosario Central, Andrés Pillín Bracamonte.

Todo comenzó con la palabra del autor del proyecto, el presidente de la bancada macrista realizó un pormenorizado informe, brindando detalles de cada una de las concesiones, con nombre, dominio y titular que incluyen al hijo del famoso líder tribunero y su pareja o ex pareja, con información de la propia, extraída de la Municipalidad.

Si bien el edil aseguró que no era su tarea hacer conjeturas acerca de si el otorgamiento de licencias a familiares de Pillín configuraba o no delito, sí se permitió conjeturar el respecto. ¿Quiere la actual administración que parte del sistema público de taxis sea administrado por barrabravas, que ni siquiera pueden entrar a una cancha de fútbol, por estar incluidos en el registro de admisiones?.

"Cuando uno recorre los últimos diez años de la ciudad, si no fueran parte de la tragedia rosarina, serían propios de una serie de Netflix", aseveró Roy, y comenzó a describir la triste historia de Rosario con el hampa, el narcotráfico y la narcocriminalidad, dando un pormenorizado detalle que vinculó <sin hacerlo> a las administraciones socialistas con el delito.

Comenzó con la no habilitación del frustrado boliche Esperanto, relacionado al capo narco Luis Medina, finalmente asesinado. El juicio abreviado a la banda de Los Monos fue para él una construcción jurídica destinada a brindar impunidad, el de Ema Pimpi Sandoval, acusado de ser el autor de los disparos al domicilio del entonces gobernador Bonfatti, luego la prisión domiciliaria "trucha", y su posterior asesinato, en la casa de un camarista, alquilada a nombre del hijo del titular de la Cámara de Radiotaxis de Rosario, "y ahí es donde uno puede comenzar a hilar, sobre la amistad de los Lange <padre e hijo> con Bracamonte", acusó el edil.

"Es necesario comenzar a desarmar desde el Estado este entramado de complicidad que envuelve a funcionarios con el poder del narcotráfico, que no está dispuesto a ceder privilegios y los defienden con tiros, balas , muerte y sangre", señora presidenta, dijo López Molina dirigiéndose a la titular del Palacio Vasallo, María Schmuck.

La respuesta no tardó en llegar y vino de parte de la concejala socialista Verónica Irizar quien tras señalar que parecía estar escuchando "la columna de policiales de Roy López Molina", le leyó la cantidad de narcotraficantes encarcelados y con condena firme durante la administración de Lifschitz, siguió por el ataque al ex gobernador Bonfatti, de quien dijo "vivía amenazadoestos delincuentes" y  por  y el desmantelamiento de la poderosa banda de Los Monos entre los hechos sucedidos de los que el socialismo formó parte en su pelea desigual contra el narcotráfico. Destacó la política de datos abiertos con la que cuenta la Municipalidad (y gracias a la cual Roy pudo acceder a los datos) de la cual el concejal preopinante pudo munirse de información para armar su relato. Pidió por mayor presencia de la Justicia Federal, y reprochó al gobierno anterior, la falta de compromiso para terminar con ese flagelo en la ciudad.

Los ánimos estaban caldeados, se elevaron los tonos, otros partícipes se hicieron eco de las palabras de sus antecesores y todo se prolongó por un par de horas de duro debate, al hueso, sobre un tema que sin dudas es uno de los más importantes que tiene la ciudad. El narcotráfico y la inseguridad, íntimamente ligados y tan poco debatidos.





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