El mismo trabajo apunta que, en un semáforo productivo, apenas dos sectores están en verde (medicamentos y agroquímicos). Uno en amarillo (alimentos), y los restantes once relevados están en rojo. “La reactivación económica comenzó, pero las secuelas de la pandemia se sienten”, se apunta en el informe.
Allí se señala que “entre febrero y abril, alrededor de 15 mil empresas dejaron de presentar declaraciones juradas de seguridad social ante AFIP (el 2,8% del total); el sector de hoteles y restaurantes fue el más afectado, con una caída del 8% en la cantidad de empresas que declaran.
Si bien es prematuro catalogar esto como cierres definitivos, es un dato que ilustra el daño que ha generado el COVID-19”. En cuanto a los puestos de trabajo perdidos, la misma superó los 100.000 puestos de trabajo entre marzo y abril, pero considerando sólo aquellos que están en blanco.
Las bajas laborales, de acuerdo al informe, “se producen por distintas razones -renuncias, finalización de contratos, finalización del período de prueba, etc.- no se compensan con nuevas contrataciones.
A ello se le suman las suspensiones, que alcanzaron en abril al 7,5% de los ocupados”. El programa Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) tuvo mayor incidencia en algunos sectores que en otros.
De los que pidieron esa asistencia, el mayor porcentaje se dio en dos sectores: hoteles y restaurantes, por un lado, y servicios culturales, deportivos y de esparcimiento, por el otro.
En ambos casos, con el 82,4%. Le siguen industria (67,3%), construcción (62,5%) y servicios inmobiliarios (64,3%). En el otro extremo, de menores aprobaciones, están enseñanza (7,3%), información y comunicaciones (36,9%).