Llegando al octavo mes del año, ahora parece dispuesto a sentarse a la mesa, pero sin ofrecer cifras porcentuales, ya adelantó que se dispone a poner sobre la mesa sumas fijas, no remunerativas, algo que seguramente será rechazado por los dirigentes gremiales, ya que no se trata en definitiva de un incremento salarial sino de una dádiva temporal, supeditada al poder político de turno.
Gremios de docentes, municipales y agentes del Estado están frente a la dicotomía de permitir un atropello semejante y sostener que es imprescindible recurrir a porcentajes, aunque sean inferiores incluso a la inflación del 15% registrada hasta el momento medida por el IPEC o aceptar la oferta que
alivie algo los golpeados bolsillos de los trabajadores.
La media podría ocasionar conflictos, protestas y hasta paralización de actividades. Si bien es cierto que debido a la pandemia algunos trabajadores no están prestando servicio, aquellos mayores de 60 años y los que padecen comorbilidades, el resto cumple con su función y la mayoría es personal esencial, como médicos, enfermeros, personal policial, de fiscalización y control, de tránsito, entre otros.
Perotti logró surfear hasta el momento la enorme masa salarial sin modificaciones, lo consiguió por ocho meses, sin dudas a priori algo impensado. Pandemia de por medio, con un Gobierno que llegaba, hasta el momento la prudencia sindical pudo contener a las bases, pero todo indica que eso llegó hasta acá. Las finanzas provinciales se vieron severamente afectadas por la crisis desatada por el coronavirus, pero también es cierto que la provincia obtuvo fondos extraordinarios para afrontarlo. Se avecina el tiempo de definiciones y si se quiere evitar el conflicto, habrá que que perjudiquen a la población, habrá que agudizar el ingenio.
