El Banco Central había hecho el pedido a la Casa de la Moneda sobre la base de cálculos de su equipo de técnicos, para que no falten billetes en el mercado y había solicitado recibir los nuevos billetes de 5.000 pesos entre junio y septiembre por 200 millones. El presidente Alberto Fernández ordenó suspender la emisión de los nuevos billetes, con lo que se decidió convocar a la licitación para evitar el posible faltante de billetes.
La importación representa un gasto más alto para el Estado, pero le permitirá a la Casa de la Moneda dedicarse a la impresión de los billetes de 1.000 pesos. En la licitación internacional por 250 millones de billetes de 500 pesos, la Casa de Moneda aclara que dará provisión del sustrato y las tintas y el pedido incluye la primera entrega por 100 millones en agosto, otra igual en septiembre y otros 50 millones en octubre.
La Casa de Moneda espera que la licitación se adjudique aproximadamente en una semana y rechazó el pedido de empresas interesadas en proveer los billetes de alargar los plazos de entrega, debido a la urgente necesidad de abastecimiento.