El Mono Burgos asumió en Newell's con una premisa, dejar de perder, cortar la sangría de derrotas y lo hizo. Los empates ante Unión y Atlético Tucumán dejaron algo claro. No va a regalar nada. Ayer hizo una apuesta fuerte, dejó a Scocco en el banco de suplentes y puso a Cristaldo supuestamente de 9, pero jugó de doble 3. Maxi se movió más arriba, posición que conoce, pero en la que quizás ya no le de el físico para rendir de la mejor forma.
Todos corren, todos meten y todos están para el sacrificio. Era lógico que pedirle a Nacho que a los 35 años vaya al lateral a cubrir la subida del marcador no estaba en sus planes. Por eso el equipo se adapta a las circunstancias. Quizás de local pueda ser algo más arriesgado y dependiendo del rival tomar mayores riesgos. Huracán y Patronato <que aún no obtuvo puntos en el torneo> podrían ser partidos a priori "ganables".
Ayer la fortuna estuvo de su lado, sendos remates en los palos de Carrera del Decano sentenciaron la suerte del partido. Por suerte Lema encontró ese rebote que evitó la derrota, y salvó la apuesta, pero de fútbol se vio poco y nada. Nadie esperaba que el Mono haga magia, el plantel con el que cuenta no da para grandes objetivos. La clasificación en el torneo local quedó lejos, y habrá que pensar en la Copa Argentina, donde hay un fixture favorable y en la Sudamericana.
Así las cosas, Burgos logró el primer objetivo, dejar de perder. Habrá tiempo seguramente para mejorar, para encontrar algo más de juego y poder planificar con más tiempo. Más allá de lo anímico, de la impronta que le pone al juego, de exigir esa cuota de sacrificio extra en cada pelota, en algún momento el planteo deberá ser otro.
