Ambos funcionarios destacaron las perspectivas del sector, si bien reconocieron la difícil coyuntura que atraviesan en gran medida por el crítico contexto externo. Peña definió la actual situación estructural como “muy superior a la de hace un año, en la que había una Argentina aislada del mundo, en default, con alta inflación, problemas en el sistema cambiario, que no cumplía su rol en materia de comercio internacional y no dialogaba, ni siquiera con sus socios más cercanos”.
Para Marcos Peña se había perdido “un tema central, que no vale de mucho el crecimiento de un sector si no tenemos calidad democrática, institucional y reglas de juego”. Defendió en ese sentido “un país con un sistema político sano, capaz de dialogar y acordar; una justicia independiente que asegure que haya cumplimiento de la ley; y un Congreso vivo y activo como lugar de debate político y convergencia, más que un terreno de batalla”.
Según Peña, la Argentina “cambió centralmente porque los argentinos quisieron cambiar: nos quisimos dejar de mesianismos, autoritarismos, de división, pelea y de corrupción, y centrarnos en el desarrollo como un sólo pueblo hacia ese camino de superar la pobreza”.