"En los últimos meses la demanda se fue recuperando, si bien no alcanzó los niveles de 2015. Pero ni bien suban los precios, la mínima recuperación se desplomará nuevamente", enfatizó el dirigente. El incremento en los combustibles será de 8% promedio y alcanzará a todas las marcas.
Basílico explicó que las estaciones de servicio que sufren más el impacto del ajuste de precios "son las que venden hasta 100 mililitros por mes, cuyo único margen de rentabilidad está basado en el volumen.
Por eso, por mínima que sea, las consecuencias sobre esos establecimientos son demoledoras". "Es que cada vez que se efectiviza una suba de precios al surtidor, los clientes retraen su demanda 9% promedio, de acuerdo con el tamaño de la expendedora y la zona del país", señaló el directivo.
Además, resaltó que "los combustibles líquidos de la Argentina son los más caros de la región, debido a la enorme cantidad de impuestos que se cargan sobre el producto. Siempre que en el resto del mundo baja el crudo, en nuestro país jamás se reducen los costos del combustible".