Ante la escalada del escándalo, Garavano, que es el canal institucional entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, no tuvo margen de maniobra y debió comunicarse con los magistrados que fueron espiados. Lo hizo por la tarde de este jueves. Por la mañana había intentado bajar el tono a la pesquisa: “Desconozco la causa por el presunto espionaje. Suena extraño y tendrá que ser investigado”.
Horas más terde el ministro se comunicó en nombre del Gobierno con la jueza de la Cámara Federal de Casación Penal, Ana María Figueroa; el integrante de la Cámara Federal porteña, Mariano Llorens; y con el juez de primera instancia, Sebastián Casanello, por citar solo tres ejemplos de los contactos que realizó. También llamó a Rodolfo Canicoba Corral, el juez que investiga si el Gobierno desplegó desde distintos organismos públicos “actividades de espionaje e inteligencia ilegal” contra dos decenas de magistrados.