Apaleado por la opinión mediática, estigmatizado, criticado hasta el hartazgo, tildado de vago, solitario, acusado de estar abstraído de la realidad, el único tipo en el país que puede darse el lujo de decir que tiene un padre y una madre presidentes de la Nación salió a la pública y no pasó inadvertido.
Llenó el Estadio Diego Maradona con 40 mil personas y demostró que lleva en su sangre pura estirpe K. Quizás algunos puedan criticarle su capacidad de oratoria, pero su debut no fue en una básica de Santa Cruz, sino en un estadio colmado por su propia agrupación, que por primera vez lo escuchó hablar en público con el discurso oficialista como bandera.
Máximo K, el hijo de la presidenta y el fallecido Néstor Kirchner, se hizo cargo del lugar que la política nacional le tiene reservado, se llenó de fervor militante y se probó en un escenario mayor. Lanzó frases desafiantes hacia la oposición, los retó a enfrentar a Cristina, reivindicó la política oficial, cargó contra los medios, un clásico del kirchnerismo.
Tanto hablaron que el tipo decidió salir, quizás empujado por las circunstancias, se puso al hombro la conducción política del modelo y de su propio espacio político, es el heredero del legado K, y demostró que tiene pasta para arengar multitudes, que es muy diferente a gobernar, tarea que requiere otra preparación y conocimiento.
Al menos con las ideas claras, sabiendo donde está el objetivo, tuvo un debut auspicioso, y salió airoso del desafío. El tiempo dirá para que está, por lo pronto, muchos de los opositores juntos, no juntarían ni la mitad de gente que lo fue a escuchar, sin dudas un capital político envidiable, que deberá aprovechar.
Su pedido de que se animen a enfrentar a Cristina no pasó inadvertido, fue el primero que lo dijo aunque su madre lo niegue y atrás salieron Hebe de Bonafini, el Cuervo Larroque y Aníbal Fernández a apoyar su discurso, y habrá más.
El fantasma de la re-reelección sobrevuela nuevamente la política nacional, y algunos ya están preocupados, los de adentro y los de afuera. Varios ya se probaban el traje de candidatos para suceder a Cristina dentro del FpV y le hablaron al sastre para que demore la confección.
Otros que especulaban con que el candidato oficial tendría la debilidad de un gobierno que se va, no contaban con tener que enfrentar hipotéticamente a un Kirchner en la boleta, Máximo les quitó el sueño, una tarde en Argentinos Juniors se vistió de jefe y no le quedó tan mal.
El fantasma de la re-reelección sobrevuela nuevamente la política nacional, y algunos ya están preocupados, los de adentro y los de afuera. Varios ya se probaban el traje de candidatos para suceder a Cristina dentro del FpV y le hablaron al sastre para que demore la confección.
Otros que especulaban con que el candidato oficial tendría la debilidad de un gobierno que se va, no contaban con tener que enfrentar hipotéticamente a un Kirchner en la boleta, Máximo les quitó el sueño, una tarde en Argentinos Juniors se vistió de jefe y no le quedó tan mal.