El papa Francisco llamó ayer a los dirigentes de una Europa "envejecida" a asumir un mayor protagonismo en el mundo y reclamó políticas más solidarias con los pobres y los inmigrantes ilegales.
En dos discursos que sorprendieron por el tono abiertamente crítico, el papa argentino comparó a Europa con una "abuela" y le pidió que vuelva a ser una "referencia para la humanidad".
Y, tras constatar las tensiones políticas persistentes en Europa, el pontífice, descendiente de inmigrantes italianos, pidió a este continente "replegado en sí mismo" no caer "en las tentaciones del pasado" y asumir un papel protagónico inspirado en los valores cristianos.
El Santo Padre exhortó a los dirigentes europeos a "acoger y ayudar" a los inmigrantes ilegales, en momentos en que los partidos xenófobos de extrema derecha ganan terreno en las elecciones más recientes de varios países, incluyendo Francia y Gran Bretaña.
"No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio", dijo el papa argentino, en referencia a los inmigrantes que llegan desde África. "En las embarcaciones que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda", señaló.

