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El PRO le ofreció a Boasso algo a lo que no aspira

Jorge Rosario Boasso es sin dudas un personaje de la política local. Verborrágico, excéntrico y desenfadado, su estilo puede gustar o no, pero a nadie le pasa inadvertido. Su acercamiento al PRO de Mauricio Macri, lo posiciona de manera diferente, no teniendo que cargar con un sello, la UCR, que le resta votos en lugar de sumarle.   

El eterno concejal de Rosario, que dejará el Palacio Vasallo habiendo cumplido seis mandatos y tras 24 años si no es electo antes para un cargo superior, siempre tuvo vocación por su ciudad. De lo contrario ya con su caudal electoral propio, podría haber saltado a la política nacional o provincial mucho tiempo atrás y decidió no hacerlo.

Alguien que sacó casi cien mil votos en Rosario, bien podría haber sido diputado nacional o legislador provincial.  Pero no quiso, y siempre prefirió quedarse acá. Ahora comenzó a coquetear con el PRO, y desde hace un tiempo sus coincidencias son cada vez mayores en el Concejo Municipal, incluso más que con los integrantes de su propio bloque.

Era seguro que esto desembocaría en algún acuerdo electoral, pero el PRO decidió competir con candidatos propios para pelear la intendencia de Rosario, y le ofreció secundar a Miguel del Sel, el candidato a gobernador de la fuerza política que necesita imperiosamente un referente del sur. Si bien quedó en contestar, probablemente su respuesta sea negativa.

Boasso quiere ser intendente, fue varias veces candidato y no lo oculta, arañó su sueño alguna vez, peleó sólo contra todo el aparato socialista y perdió por algo menos de diez mil votos. Esperaba que le ofrecieran ser el candidato a intendente por el PRO, pero Roy Lopez Molina o Anita Martínez parecen ser los que corren con mejores chances.

Boasso nunca se ató a referentes políticos de mayor caudal electoral, siempre corrió su propia suerte, a veces con mejor o peor perfomance, siempre se abrió su propio camino y no siguió el trazado por los demás. Con libreto propio, algo malhumorado a veces y difícil de encuadrar, es eso... tómalo o déjalo. 

Si bien el puesto ofrecido no es para despreciar, y ser vicegobernador  y presidir el Senado provincial es un puesto apetecible para cualquier político, a Boasso no le gusta ser segundo de nadie, y menos de alguien que no proviene de la política, aunque en su juventud, también recorrió el sendero de las tablas como galancete de producciones locales.

Habrá que ver, las horas dirán si tenemos razón o no, conociendo un poco a Boasso, nos atrevemos a jugar una ficha a que no será el que secunde a Del Sel en su camino a la gobernación santafesina. Final abierto.

Durán



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