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El Gobierno se muestra firme en el tema Ganancias y evalúa consecuencias del veto

Las negociaciónes entre las centrales obreras, las provincias y el Poder Ejecutivo con respecto al tema Ganancias recién arrancan, perdurarán todo el fin de semana, pero sufrieron un  traspié ayer, cuando el Gobierno recibió a sindicalistas y apenas se corrió unas centésimas de su propuesta inicial, ofreciendo elevar el "déficit" generado por la suba del mínimo no imponible de 27 mil millones a treinta y tres mil millones de pesos, algo que fue rechazado de plano por los sindicalistas.

Sin asumir todavía el costo político de la operación lanzada desde la oposición para poner el tema en agenda y forzarlo a dar una respuesta a la promesa electoral incumplida, el Gobierno se muestra firme en su postura, a pesar que la mayoría peronista en el Senado amenaza con darle aprobación a la propuesta elevada por Diputados el miércoles, de no conseguirse un nuevo acuerdo.

Así lo denunció ayer el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, quien señaló que "el Gobierno no tiene ningún interés en acordar con el tema Ganancias", que apuesta a posponer el tema. Así lo refrendan declaraciones oficiales que partieron desde la Casa Rosada, que dicen que quieren debatir el tema "seriamente, y con el tiempo necesario".

Hasta el jefe de Gabinete, Marcos Peña salió a decir que se trataba en realidad de un error de interpretación, y que Macri en realidad no había dicho que eliminaría Ganancias, sino que los trabajadores no pagarían ese tributo durante su Gobierno, que se trataba de un error de interpretación, algo que sonó feo, ya que buena parte del electorado de Cambiemos <entre otras cosas>, tomó aquella promesa de campaña como un incremento directo de su salario a futuro, y votó en consecuencia.

Para tener un diciembre tranquilo, el Gobierno había logrado desactivar propuestas de fin de año con el otorgamiento de un bono de fin de año, reconociendo que la inflación había mermado el poder adquisitivo de los salarios, pero se ocupó en señalar que las paritarias del año próximo arrancarían desde cero, sin acumular el porcentaje perdido.

Dóciles, desde las centrales obreras aceptaron dos o tres mil pesos a cambio de un seis o siete por ciento de caída del salario con respecto a la inflación, pero se muestran más duros a la hora de negocias Ganancias, algo que afecta sólo al 10% de los asalariados, y a los de mayor poder adquisitivo.

El Gobierno deberá decidir en las próximas horas con que cuchillo corta la torta. Si con el de cortar panificados, leve y ajustado o con serrucho, severo y desproporcionado. El primero permitirá cerrar 2016 en paz con los gremios y la oposición, dejando una brecha con los gobernadores, el segundo lo dejaría más tranuilo desde las finanzas públicas, pero abriría una brecha con los movimientos sindicales, complicaría las paritarias 2017 y sería contraproducente para las chances electorales de Cambiemos en las legislativas del año próximo.      

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