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La oposición siria fue la primera en acusar al “régimen criminal” del presidente sirio Bashar al Asad de haber perpetrado este ataque con “obús con gas tóxico”, acusaciones que niega Damasco. Estados Unidos, Reino Unido y París acusaron también al régimen.
Y, para Rusia, la aviación siria bombardeó cerca de Jan Sheijun un “depósito terrorista” donde se almacenaban “sustancias tóxicas” destinadas a combatientes en Irak. Washington, París y Londres presentaron el martes un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad condenando el ataque químico en Siria y llamando a una investigación completa y rápida. En esa línea, Guterres pidió “una investigación clara”, que la ONU pida cuentas y que “el Consejo de Seguridad cumpla con su responsabilidad”.
“Espero que se adopte una resolución que condene, pida la verdad, deduzca las responsabilidades, y que no se utilice una vez más el derecho a veto”, subrayó el canciller francés, Jean-Marc Ayrault. Moscú y Pekín bloquearon en febrero una resolución imponiendo sanciones al régimen. Al menos 72 personas murieron, entre ellos 20 niños, según un nuevo balance publicado el miércoles por el Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH) en este bastión rebelde de la ciudad de Jan Sheijun en la provincia de Idlib.