Milagros y Daiana tienen más cosas en común que ser madres de niñas: también ambas estudian el profesorado de Educación Inicial. Tamara, Sofía y Agustina tienen hijos de entre dos y cuatro años, y las tres eligieron estudiar enfermería, aunque en distintos espacios de formación. María Paz, mamá de un nene de cuatro, optó por abogacía.
Yamila siguió su formación con un curso de maquillaje y depilación en el CECLA (Centro de Capacitación Laboral para Adultos). Todas llegaron al programa Equidad Educativa hace tres o cuatro años, cuando tuvieron a sus hijos e hijas, y nunca lo dejaron. El programa, que se sostiene de forma ininterrumpida hace doce años, consiste en un acompañamiento integral a las madres, incluyendo dos reuniones mensuales desarrolladas en los Centros Municipales de Distrito.
Además, las beneficiarias reciben una beca incentivo para complementar el apoyo desde lo financiero. El objetivo primordial es que las jóvenes puedan completar sus estudios primarios y secundarios aún habiendo sido madres. En 2017, fueron 270 las inscriptas, y más de 300 en 2016. En sus doce años, se estima que acompañó a unas 3600 jovenes.