Antes de que el Papa se dirigiese a ellos, hubo coros y bailes típicos y tres estudiantes leyeron un testimonio de sus vidas.“Los jóvenes están siempre listos para ir hacia adelante, hacer que todo suceda y arriesgar. Los animo a continuar con ese entusiasmo en las circunstancias buenas y malas”, y sobre todo “cuando mirando alrededor, parece que Dios no aparece en el horizonte”, dijo.
Les aconsejó “viajar en la vida” y “no vagar sin rumbo”, y para ello los instó a dejarse guiar por Dios, que es -explicó- “como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad”.