"La justicia deberá actuar con independencia, responsabilidad y celeridad, pero al mismo tiempo lo sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación que solo ha perjudicado al país", afirmó el mandatario luego de asumir el cargo.
En su discurso ante el Congreso, Vizcarra afrontó directamente la cuestión de la corrupción generalizada y las prácticas deshonestas que marcaron el final de la Presidencia de su predecesor, así como la enemistad y la pugna entre los poderes del Estado. Así, pidió que su gobierno marque un "punto final" a esa época y que arranque una "refundación institucional del país donde la democracia y el respeto por el país sean banderas".