“La meta de inflación del Gobierno ha quedado definitivamente sepultada. Un enorme error de diagnóstico oficial le está dando mucha imprevisibilidad e incertidumbre a los trabajadores que ven caer su poder adquisitivo”, dijo el rector de la UMET, Nicolás Trotta.
Las declaraciones de Trotta se sustentan en que en 2016 el salario real cayó 5% y en 2017 se observó una recuperación que alcanzó el 3%, pero 2018 dio vuelta la página una vez más: se registró una caída del 1,3% en los primeros cinco meses (enero-mayo).
En mayo la subas mensuales estuvieron dadas por: equipamiento del hogar, con 2,8%; vivienda, con 3,7%; otros, 3,5%; transporte y comunicaciones, 2,6%; alimentos y bebidas, 2,6%; indumentaria y calzado, 2,4%; esparcimiento, 2,3%; salud, 1,5%; y educación, 1,3%.
Los guarismos corresponden al estudio mensual sobre el alza del costo de vida realizado por el IET, una iniciativa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y su centro de doble dependencia con el CONICET y CITRA.
El mismo agrupa a un colectivo de más de 45 organizaciones sindicales. Uno de los aspectos más dramáticos de la actual carrera entre los ingresos de los trabajadores y la inflación está dado porque son los sectores más humildes los que más fuertemente están viendo deteriorarse su poder adquisitivo.
Mientras que para el nivel general la inflación anual acumulada a mayo fue del 27,1%, la registrada sobre los salarios más bajos alcanzó el 30%. Estos sectores destinan un porcentaje mayor de sus ingresos a servicios públicos y alimentos.
Ese es un problema crónico que caracteriza a la inflación registrada durante la administración de la alianza Cambiemos que lidera el presidente de la Nación Mauricio Macri.
Desde noviembre de 2015, la inflación acumulada del decil 1 de los asalariados formales (con ingresos más bajos) fue del 121,3%, es decir, unos 27,9 puntos porcentuales más alta que la del decil 10, que anotó un alza del 93,4%.
“Si dejamos de lado por un momento ‘la fotografía’ y observamos la ‘película’ podemos entender que el ajuste de precios está siendo sobrecargado principalmente a los sectores de menores ingresos, como trabajadores son salarios inferiores y jubilados. Esto, claramente, determina un deterioro en la calidad de vida de millones de argentinos”, agregó Trotta.
Una de las diferencias de la inflación que calcula el IET con la del INDEC es que se mira a una parte de la población: aquellos hogares donde el jefe es asalariado registrado (34,2% del total). Por su parte, Hugo Yasky, actual secretario general de la CTA, afirmó: "Los números reflejan de manera patética la caída del poder adquisitivo de los salarios en un momento donde los precios de los alimentos, las tarifas y el combustible siguen escalando".
"La política del Gobierno de pretender imponer un techo del 15% a las paritarias es absolutamente arbitrario y tiene como objetivo poner al salario como la única variable de ajuste en este momento de profundización de las políticas recesivas", finalizó Yasky.

