La evaluación previa del plantel la tenía hecha desde antes de su llegada a Central. Identificado con la casaca auriazul, Bauza no se perdía a pesar de la distancia ningún partido del Canalla, y conoce a los jugadores que tiene.
Así las cosas, consideró que algunos ciclos en Central estaban terminados y casi como lo hubiera hecho un hincha, les puso fin a algunas presencias futbolísticas que no justificaban su continuidad en el plantel bajo sus órdenes, más allá de su historia y antecedentes en el club.
El primero que recibió malas noticias fue Ferrari, lo del Loncho estaba concluido hace rato y al Patón no le tembló el pulso para marcarle el camino del retiro. Enseguida trajo a Bettini en su reemplazo, incluso antes de su llegada a Rosario. Pidió a Matías Caruzzo insistentemente, sabedor de la importancia de la última línea y de los técnicos que no le gusta regalar nada, el ex San Lorenzo desembarcó en Rosario para reforzar la zaga. Trajo otro arquero para darle mayor competencia a Ledesma, que tenía por debajo compañeros sin experiencia en primera división.
Esta semana se plantó para que no vendan a Zampedri, sabiendo que es el goleador del equipo y pidió que se quede, a menos que la oferta fuera demasiado buena para ser rechazada y por plata que en todo caso le permitiera buscar un refuerzo con su jerarquía. Pero no quedó ahí la "limpieza". Declaró transferibles a Carrizo y Camacho, sus mediocampistas por afuera, que al parecer ya no tenían demasiado más para aportar a este equipo.
En el terreno de prescindibles también incluyó a Becker, Maxi González y Elías Gómez, tres jugadores de los que siempre se esperó mucho más, pero que a su criterio no están en condiciones de jugar en Central. Barbieri llegará la semana próxima para reforzar los zagueros, en una operación que incluye la salida de Martínez a Racing, un jugador interesante, que sin embargo no lo convencía en ninguno de los dos puestos en los que juega.
Ahora busca un 5, el apuntado es Fito Rinaudo, de Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero su cotización de casi dos millones de dólares puede ser un escollo para su llegada a Arroyito. El plan B es el Tata González, el uruguayo de mil batallas en Nacional de Montevideo, y La Celeste mucho más accesible desde lo económico. Y no quedará ahí, saldrá a buscar otras caras nuevas para su Central, sabe que es la última oportunidad por Génova y Cordiviola, dejó a su familia en Ecuador esperando su regreso triunfal y no quiere irse con las manos vacías.