Si bien evitó hablar de “desborde”, admitió que estamos en el pico de la curva epidemiológica, y valoró mecanismos que se están implementando como el de “internación abreviada”. El mismo consiste en un tratamiento intensivo de cuatro horas para evitar las internaciones definitivas, sobre todo en los niños.
La ciudad dispone de casi 600 camas críticas entre los prestadores públicos y privados, repartidas en 259 de neonatología, 277 para adultos y 38 para atención pediátrica. El municipio tiene un acuerdo con obras sociales y prepagas para derivar pacientes en caso de que las camas públicas no alcancen.