Y sus primeras palabras han sido para hacer una referencia expresa a ellos. Francisco ha mostrado en el discurso a las autoridades al comienzo de su visita su "sufrimiento" y "vergüenza" ante el "fracaso" de la Iglesia por los "crímenes repugnantes de los abusos" a menores y pidió esfuerzo para adoptar normas severas y que no se vuelvan a repetir.
"No puedo dejar de reconocer el gravé escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y educarlos", subrayó. Más de 37.000 personas de 116 países están reunidas desde el pasado lunes en la capital irlandesa para participar en el IX Encuentro Mundial de las Familias, una celebración creada por el Papa Juan Pablo II en 1994.
Pero lo que prometía ser un baño de masas podría quedar empañado por las últimas revelaciones sobre los escándalos de abusos sexuales dentro del clero católico en Estados Unidos, que han hecho aflorar los fantasmas del pasado que todavía pesan en la Historia de la Iglesia católica irlandesa.
El escándalo de los últimos días ha desempolvado los recuerdos amargos de una Iglesia irlandesa que todavía sufre las consecuencias del terremoto que sacudió sus cimientos a finales de los años 2000 con la publicación del informe de la Comisión Murphy.
Una investigación que dejó al descubierto como la institución encubrió cientos de abusos cometidos por curas y religiosos en la arquidiócesis de Dublín durante décadas, con la protección de las autoridades del Estado. Abusos que fueron calificados como "crímenes horrendos" por Benedicto XVI.
El entonces Papa convocó a la Conferencia Episcopal irlandesa y exigió justicia en una enérgica carta dirigida a los católicos de Irlanda. Pero muchos niños víctimas de aquellos abusos, hoy convertidos en hombres y mujeres maduros, reclaman algo más que palabras.