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En su discurso, recordó a la Rosario de aquellos años como “complicada” y se refirió a la “mafia de los medios” de los que fue literalmente expulsado. “Era un tarambana porque decía lo que pensaba y con el tiempo aprendí a dominarlo, y a ser menos tarambana y más comprometido”, lanzó con el tono irónico que lo identifica.
“Porque comprendí –continuó– que lo que hacía no era solo ganar el estipendio para mantener a mi familia, la cosa iba más allá. Sobre todo por la incidencia que tienen los medios de comunicación en el pensamiento general y el propio, porque siempre estamos aprendiendo”.
A lo largo de su intervención, recordó momentos en los que se enfrentó con Alberto Gollán ya fallecido y por entonces . “Cuando te malquistabas con uno, los otros no te llamaban más, a eso me refiero cuando hablo de mafias en los medios”, señaló. Hacia el final retomó el tono conciliador porque “si no podés superar estas cosas, viejos rencores o broncas, entonces sos un viejo pelotudo”. Entonces, muy emocionado, agradeció la oportunidad de la distinción, ya que significó una forma de reconciliarse con Rosario. “Soy de acá. Puedo criticar a esta ciudad, y puedo amar esta ciudad”, cerró.