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La actividad tuvo 235 inscriptos de los cuales, debido a las dinámicas del curso, 150 podrán realizarlo este año; el resto lo hará en la edición planificada para 2019.
Cecilia Nieto, titular de la agencia provincial Aprecod, señaló que esta es la segunda edición en Rosario, del curso que comenzaron a dictar el año pasado en diversas localidades.
“Estamos muy contentos con la gran cantidad de interesados, esto demuestra claramente que en nuestra provincia hay profesionales y organizaciones sociales preocupados y dispuestos a formarse, adquirir nuevas herramientas y convertirse en preventores comunitarios”, destacó.
“En el territorio se trabaja mucho en la prevención sin saber que lo están haciendo y es necesario, como Estado, poner en valor esos espacios sosteniendo una mirada humanitaria vincular que profundice los lazos sociales”, señaló Nieto.
Los preventores comunitarios desarrollan actividades en instituciones de la sociedad civil como clubes, organizaciones y vecinales. Este curso les permitirá sumar herramientas para prevenir consumos problemáticos de sustancias.
Entre los participantes, se encuentran ciudadanos comprometidos con organizaciones que acompañan a niñas, niños y jóvenes atravesados por distintas situaciones de vulnerabilidad en los barrios de la ciudad de Rosario.
También hay trabajadores de los programas Nueva Oportunidad y Vuelvo a Estudiar vinculados a los territorios del Plan Abre. Con esta nueva edición, se habrán formado 360 personas en toda la provincia con los cinco cursos realizados en 2017 y 2018.
PREVENTORES COMUNITARIOS
Horacio Tabares, responsable de la Asociación Civil Vínculo, indicó que “la idea principal es formar a mucha gente. En la medida en que en nuestra sociedad podamos instalar muchos preventores y operadores comunitarios que se conecten entre sí, que conformen sistemas reticulares y que programen acciones conjuntas, vamos a proponer otra cultura del compromiso, la solidaridad y la cooperación”.
“El preventor comunitario debe ser un sujeto pasional, ya que la prevención es un acto pasional. No se gana a nadie si uno no pone de su energía; hay que entender que la persona que consume está fascinada por la droga, por lo que hay que ejercer un proceso de desfascinación: ofrecerleuna alternativa de la misma intensidad pero de signo contrario”, finalizó Tabares.