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Las medias de Lavagna, impensadas protagonistas del verano político argentino


Puede parecer una foto inocente, quizás una más de las tantas que se sacan en verano los políticos en campaña, pero la instantánea de Lavagna junto a Pichetto sacudió el mundillo político nacional. Cuando operadores del kirchnerismo y el massismo comenzaron a reunirse a trazar estrategias comunes para intentar derrotar al macrismo en 2019, de la mano de Eduardo Duhalde <cuando no>, apareció otro candidato para dividir al peronismo.

Lavagna salió de su ostracismo de Cariló, donde descansaba como todos los años, y de repente fue empujado a las tapas de los diarios porque la estrategia del stablishment es ponerlo cómo un nuevo obstáculo para que la oposición no logre unificarse bajo un solo candidato, de cara a las elecciones del 2019. Incluso hasta hoy Clarín le impuso al gobernador de San Juan, Sergio Uñac como su candidato a vicepresidente.

La firmeza del senador Miguel Pichetto, con muchos votos en el Senado pero pocos en el escenario electoral, de decir "la unidad es sin Cristina Kircher", no significa nada para el naufragio de la ansiada unidad. Tampoco podría serlo la del salteño Urtubey, que probablemente arrase en su provincia, pero poco puede sumar en el resto del país, luego de parecerse demasiado a Macri durante tres años, a pesar de su esfuerzo por diferenciarse ahora.

Tampoco el socialismo, que se opone firmemente a un acuerdo con el kirchenrismo mueve el amperímetro. Apenas maneja un tercio de los votos en Santa Fe, y la negativa de Lifschitz chocará con las intenciones de miles de sus militantes, que de tontos no tienen nada y no quieren repetir la errónea estrategia de ser prescindentes como en 2015 y facilitar con ello el acceso de la derecha al poder. 

Nadie pone en duda a esta altura que guste o no, Cristina Fernández es la candidata más votada de la oposición y sea quizás la única posibilidad cierta de derrotar a Macri en las urnas. Las terceras posiciones están destinadas a no superar el 20% de los votos, con tendencia no macrista, que no pasarían a un ballotaje. La izquierda jugará su juego, no se sumará a nada y sacará entre el 5 y el 7% de los votos casi como siempre, apegada a sus ideales, para ellos todos son lo mismo.

"Divide y vencerás", vieja frase atribuida al emperador romano Julio César, es el as de espadas del Gobierno, que pondrá a la parrilla a la ex presidenta acosándola mediáticamente con la infinidad de grupos periodísticos afines o satélites del Grupo Clarín y el diario La Nación, a quienes recientemente les desreguló el precio de Papel Prensa y la innegable ayuda que llegará desde Comodoro Py, que será casi el hábitat natural de CFK, elegida por el propio Gobierno como la contendiente natural, sabiendo incluso que piso es alto, pero su "no voto"; superior.

Una prueba de ellos es que el ministro Garavano, sin ponerse ni siquiera colorado, afirmó hoy que el fallo contra Milagros Sala a quien la justicia jujeña condenó esta semana a trece años de prisión se debe al cambio realizado por el Gobierno que le ha dado libertad a la Justicia. Curioso concepto de la división de poderes tiene el funcionario, pero que seguramente responde al pensamiento del propio presidente que afirmó que "si los jueces no hacían justicia <de acuerdo a sus criterios> buscarían otros jueces...

Lavagna, aquel ministro de Economía de Néstor Kircher nos sacó de la crisis del 2001. Ya fue candidato a presidente por el radicalismo en 2007 y sacó casi el 17% de los votos. Ahora podría llegar a ser candidato del peronismo (no kirchenrista), sin dudas un mérito que no alcanzó nadie, representar a diferentes partidos opuestos en elecciones presidenciales. Tiene 77 años y cumplirá 78 este año, otro mérito, sin dudas, ya que a medida que se acercan las elecciones va rejuveneciendo, primero se le atribuía "casi ochenta", y ahora dentro de poco será un sesentón de ojos celestes.

Detrás de su candidatura, está Eduardo Duhalde, el ex presidente que llegó al sillón de Rivadavia vaciando de poder al puntano Adolfo Rodríguez Saá, el mismo que salió de la convertibilidad que él mismo había apoyado siendo vicepresidente de Carlos Menem, y que fue quien decidió oponerle a Kirchner al propio riojano para sacarlo del poder. Según dice está retirado de las lides políticas, pero lejos de ello, todavía teje por abajo, ahora contra el propio macrismo, a quien supo apoyar para oponerse a Cristina Kirchner.

Mientras tanto, dirigentes como Felipe Solá, Alberto Fernández, Florencio Randazzo, Hugo Moyano y Grabois, que estuvieron muy alejados y enormemente distanciados de la ex presidenta tratan de acercarla al massismo, incluso propiciando la posible candidatura del tigrense a la gobernación bonaerense, y su posterior apoyo a la candidatura presidencial de CFK.

En el apuro por imponer un candidato nuevo, se le pasó por alto contratar primero un asesor de imagen para el anciano Lavagna. Le armaron reuniones con fotos con los principales dirigentes peronistas moderados, con el propio Lifschitz, pero dejaron de lado un factor fundamental a tener en cuenta hoy en la política, tan lejana a los ideales y cercana a los consultores, las medias con sandalias de Lavagna lo mostraron como un tipo "con olor a naftalina", cómo dijo el propio Grabois. Y nada más alejado de lo viejo quieren los millones de jóvenes votantes de este 2019, que pugnan por paridad de género, separación de la Iglesia del Estado, aborto legal y otras conquistas de época, a las que los candidatos deberán aggiornarse obligadamente, si quieren apetecer poder.

Fernando Paulo Viglierchio

(Espacial para RosariNoticias)






  

       

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