Con este argumento, Fux postergó hasta el fin del mandato de Bolsonaro cualquier avance en las investigaciones sobre dos casos que tuvieron en los últimos años al dirigente de la extrema derecha en el tope de la agenda mediática.
El caso se refiere a una declaración dada en la Cámara de Diputados cuando era legislador, cuando le dijo a María do Rosario Nunes, del Partido de los Trabajadores, que no iba a violarla nunca “porque no se lo merecía”.
Bolsonaro fue denunciado por la fiscalía general por apología de la violación en 2016 y se encuentra procesado. El presidente de Brasil fue condenado en primera instancia en Río de Janeiro por racismo, tras haber comparado a los agricultores negros de los “quilombos” (granjas cooperativas formadas por los esclavos que se escapaban en el siglo XIX de sus captores) con ganado.
La familia Bolsonaro se encuentra en el centro de una investigación que la policía y la fiscalía de Río de Janeiro abrió contra el senador Flavio Bolsonaro, por supuesto lavado de dinero y sospecha de empleados ñoquis en la Asamblea Legislativa que podrían funcionar como testaferros.