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El equipo auriazul no da pie con bola, no gana, no juega bien, acumula derrotas en forma consecutiva, se parte en cada encuentro, no encuentra la fórmula, y corre serio riesgo de descenso. Todo era felicidad hace dos meses cuando se consagraba campeón de la Copa Argentina, pero ahora se cae a pedazos, no encuentra el piso y la debacle parece inevitable.
Hoy cayó derrotado ante un equipo práctico, que aprovechó lo poco que generó. Central no pateó al arco en el primer tiempo. En el segundo cambió un poco la actitud, pero se debatió en su impotencia. Los ingresos de Herrera y Zapata no cambiaron mucho, Bauza no desarmó el doble cinco a pocos minutos del final, y ni con 4-5-1 ni 4-4-2 ni 4-3-3 pudo arrimar riesgo al arco contrario.
Habrá que ver que sucede en las próximas horas con la continuidad del cuerpo técnico, pero daría la impresión que el ciclo del Patón al frente del plantel está terminado.