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El golpe también lo sienten los distribuidores de golosinas, que además acusan fuerte baja en la rentabilidad producto de comisiones bancarias a los depósitos en efectivo. Pese a los malabares diarios para reinventarse con el objetivo de atraer a los clientes, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores que tuvo lugar en los últimos años se tradujo en una fuerte caída del consumo que impactó de lleno en el mercado interno.
El rubro kiosquero no salió indemne. Por el contrario, el aumento en los gastos de apertura de un negocio - alquiler, tarifas e impuestos - hizo mella en la rentabilidad y empujó al cierre a miles de comercios.
Adrián Palacios, titular de la Unión Kiosqueros de la República Argentina, en un artículo publicado por ámbito.com, sostuvo que se profundizó la problemática: “La situación es muy crítica. En 2015 teníamos 120 mil kioskos registrados como monotributistas y Responsables Inscriptos. En los últimos años hubo una caída constante en el consumo interno, que sumado a los fuertes tarifazos de luz y gas y al aumento de los alquileres, derivó en que 28 mil kiosqueros tuvieran que cerrar sus persianas”.