![]() |
El arrastre estadístico de 3 puntos negativo que deja el 2018, sumado a la suba de tasas de las últimas semanas y el anuncio del Banco Central de una mayor dureza monetaria para tratar de contener la inflación y el dólar profundizan los pronósticos recesivos para este año, el segundo consecutivo en el que se contraerá el producto, algo que no ocurría desde el final de la Convertibilidad.
El consultor Federico Muñoz estimó en diálogo con BAE Negocios que en los últimos tres meses del año pasado, el PBI cayó 2,2% en comparación al lapso julio-septiembre, en tanto la comparación interanual se ubicará con un descenso de entre 6 o 7 puntos. "El promedio del año cerraría con una baja del 2,3%", precisó.
Por su parte, el economista Hernán Hirsch también ubicó para el último trimestre de 2018 un retroceso del 6,2%, por lo que el año cerraría con un derrumbe del 2,6%.
"Me parece prematuro el análisis del Gobierno de que en noviembre se salió de la recesión", consideró, al tiempo que puntualizó que "entre noviembre y marzo" a lo sumo se pudo haber encontrado un piso, y "cuando levantes la cosecha" la actividad mejorará, pero luego "puede haber una recaída por la suba de tasas, la volatilidad y la incertidumbre por las elecciones".
Más optimista, Muñoz cree que en el primer trimestre de este año pudo darse una "recuperación leve" frente al último de 2018, fenómeno que se acelerará en el segundo "por el cosechón".
"El arrastre del año pasado deja 3 puntos negativos, por eso el balance me sigue dando una baja de -1%, lo cual muestra que la recesión aparentemente fue corta pero muy severa", planteó.
Para Hirsch, la baja de todo el 2019 estará en torno al 1,4%. Desde luego, en el sector productivo y en particular el industrial la mirada es completamente diferente. Damián Regalini, vicepresidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias, sostuvo que "va a seguir el cierre de fábricas".
"Hoy cierran por lo menos 30, y en adelante van a ser más porque se va a agudizar. Esto recién empieza", consideró. "Estamos en un punto límite, en la etapa en donde ya no hay resto. Se acabaron los stocks, la paciencia y los ahorros que pusieron los dueños de las empresas", añadió.
En ese sentido, el vicepresidente octavo de la Unión Industrial Argentina, Alberto Sellaro, comparó la situación actual con "los últimos años de Menem". "Me hace acordar a 1997, 1998 y 1999, cuando perdimos unas 2.000 fábricas", advirtió el empresario de calzado.
"Desde 2015 cerraron 500 y la producción pasó de 125 millones a 90 millones que se reemplazaron por importaciones", apuntó Sellaro. "Con los anuncios de la semana pasada el panorama se ensombrece más. Los industriales están cabizbajos porque ya están jugados", completó el dirigente de la UIA.
"A esta altura, en el Gobierno se dieron cuenta de que fracasaron y su único objetivo es llegar más o menos armados a las elecciones con algo de imagen positiva. Para eso tienen que contener el dólar a costa de asfixiar al sector productivo. Los industriales le estamos pagando la campaña al presidente", fustigó Regalini.
Lo cierto es que el jueves el Indec dará a conocer los datos correspondientes al último trimestre y, de confirmarse las estimaciones privadas de un derrumbe de entre 6 y 7 por ciento interanual, será el mayor del año pasado.
El primer trimestre de 2018 había arrancado con una mejora interesante, del 3,9% frente al mismo lapso de 2017. Sin embargo, la corrida cambiaria iniciada en mayo disparó el tipo de cambio y la actividad entró en un derrotero del que todavía no consigue salir. En el segundo trimestre, por la sequía el PBI se contrajo un 4% y en el tercero, un 3,5%.
Es decir que durante el cuarto, la crisis se habría profundizado. Todo un desafío para los exégetas de las cifras que proliferan en el Gobierno y dentro de las consultoras privadas alineadas con el oficialismo, que salieron a intentar instalar que la recesión había terminado simplemente porque algunos datos intermensuales de diciembre no fueron tan catastróficos frente a noviembre.