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Messi había sido expulsado por el árbitro del encuentro, el paraguayo Mario Díaz de Vivar, luego de un altercado con el capitán chileno, Gary Medel, quien también vio la tarjeta roja.
Así, la AFA pretende que se cierre la investigación abierta por la comisión de Ética y la Conmebol vuelva a concentrarse en los dos expedientes disciplinarios (uno por la expulsión y otro por sus declaraciones luego del partido), que habían quedado en stand-by hasta que se resolviera la investigación de Ética.
De acuerdo con las fuentes consultadas, la AFA entiende que la eventual sanción disciplinaria a Messi por sus palabras debería ser un apercibimiento o, a lo sumo, una multa. Bajo ningún punto de vista los abogados argentinos aceptan que la Conmebol pueda usar el máximo castigo que habilita el reglamento: dos años de suspensión.