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En ese momento, el jefe de Gabinete, Marcos Peña había salido al cruce del tigrense, diciendo que la medida era pura especulación política, y de cumplimiento imposible, ya costaba 100 mil millones de pesos, y que eso no era posible de pagar y se trataba de un acto de demagogia política.
Ahora, agobiado por las circunstancias, el Gobierno salió a implementar de urgencia la medida que había denostado dos años atrás y que inclusive formaba parte de las propuestas políticas de sus oponente del Frente de Todos, Alberto Fernández.