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El Gobierno quiere suspender los debates presidenciales


En su alocada carrera por retener el poder, el Gobierno nacional ha desplegado una serie de artimañas que buscan achicar la abultada derrota que sufrió en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias ante el Frente de Todos. A las medidas para "aliviar el bolsillo de los argentinos", los congelamientos fallidos y dádivas electoralistas, ahora le agregó una ofensiva mediática feroz para suspender los dos debates presidenciales obligatorios.

Casi al unísono, los interlocutores oficialistas que todavía quedan en los medios advierten sobre las "posibles consecuencias negativas y casi catastróficas" que tendría para los mercados un eventual traspié del presidente,  Mauricio Macri en los eventos, con una economía tan deteriorada y cinco rivales que harán mella en ese aspecto seguramente para atacarlo sin piedad.

La comunicación no es el fuerte del líder de Juntos por el Cambio y eso está claro, a pesar de esmerados intentos por mejorar ese aspecto <telepronter y coach discursiva mediante>, Macri tiene pocas luces a la hora de hablar en público e incluso algunos indisimulables problemas de dicción y lectura. Vanos fueron los intentos por permitir que los candidatos pudieran concurrir con papeles a la cita, el resto de los postulantes lo rechazó de plano.

En clara desventaja frente a un docente universitario, acostumbrado a dictar clases de Derecho semanalmente, y economistas que poseen un conocimiento y  lenguaje propicio para la ocasión, el ingeniero está claramente en una posición incómoda. Por ello Miguel Pichetto, el candidato a vicepresidente del oficialismo propició un debate entre candidatos a vicepresidentes, con la ilusión de poder acorralar a CFK con el pasado, e igualar en algo la previsible derrota de Macri en los debates.

Los debates presidenciales están establecidos por ley, y para que no ocurran, deberían derogarse por igual medio. No parece tener en el Congreso fuerza suficiente Cambiemos para poder derogarlos, bajo pretexto de la posibles consecuencias económicas negativas que podrían tener.

La economía es el talón de Aquiles de la actual administración, que en poco más de un mes permitió una devaluación del 25% de la moneda nacional, tuvo una inflación del 4% y se espera para septiembre una cercana al 7%, impuso una restricción a la venta de dólares, reperfiló deudas para el año próximo y sumó pobreza y desocupación, según propios índices oficiales. Sería difícil que pudiera ser peor, quieren asustar al Cuco, y eso, como todos saben...es imposible.

  

  

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