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Desde el Ava Miriva, el Gato Negro, Conexión Quin, La Luna, New Capri, El Mono, Diablos, Rouge, Marbella, Ciervo Blanco, Austral y Quin, entre otros, hicieron llegar al intendente un riguroso protocolo de reapertura, destacando que "nuestra actividad no representa una situación de riesgo en lo que respecta a la circulación del virus".
La falta de contacto entre los pasajeros y entre los propios clientes, los rigurosos mecanismos de desinfección que atañen a la actividad, el ingreso por turnos, la falta de recepción de turismo externo, y la llegada de las parejas en sus propios autos o motos, son algunos de los motivos que esgrimen a la hora de solicitar su reapertura.
Cómo otros, los establecimientos o moteles se encuentran bajaron sus persianas desde el Decreto de aislamiento obligatorio. A diferencia de otros rubros, en los cuales se fue flexibilizando la medida, con reaperturas parciales, o venta por internet, el servicio que se presta que es meramente presencial se encuentra vedado, y sin facturación.
Los empleados corren peligro cierto de perder sus fuentes laborales, ya que la posibilidad de cierre definitivo de la mayoría de ellos es cierta. Además la mayoría de los moteles tienen servicios tercerizados, como el de lavandería, y reparadores de equipos de aire acondicionado, calefacción, electricidad, proveeduría alimentaria, que también vieron disminuida su actividad producto del cierre.
Sólo la minoría de los establecimientos son propietarios del local que ocupan, y la falta de pago del alquiler, producto de la inexistencia de actividad podría incluso habilitar futuros desalojos. El pago de impuestos y servicios también se retrasó y la propia subsistencia familiar de los propietarios se ve seriamente amenazada. Piden ser contemplados a la brevedad por las autoridades para poder asegurar su subsistencia.
