La gota que colmó el vaso está a punto del derrame. El Kily González había pedido en la semana "que no se vaya nadie más", pero la arenga no sirvió de nada. Por estas horas, la dirigencia Canalla busca desprenderse del uruguayo Martínez, en realidad del 30% del pase que nunca le pagó al Liverpool, club dueño de su pase. Independiente de Avellaneda se haría cargo de la deuda y compraría un 20% más.
Al Kily le quedan apenas un puñado de jugadores con rodaje en primera. Por suerte, sin poner un centavo pudo incorporar a Emiliano Vechio, Jonathan Botinelli, y Fernado Torrent. Del plantel anterior y con rodaje en primera quedan Josué Ayala, que hace dos años que no ataja, Joaquín Laso, Diego Novaretti, Damián Martínez (que ya no jugará más en Central porque eso lo obligaría a comprar el 50% más de su pase), y Emanuel Brítez. Podría decirse que la defensa es lo que más armado está. En el medio, el oriental Diego Zabala y el lesionado Fabián Rinaudo aparecen como el único de experiencia, y arriba, Lucas Gamba. No hay más, un plantel diezmado, plagado de juveniles, con poco o nada de roce en primera. Central le debe a Unión de Santa Fe unos U$S 800 mil de las últimas compras.
En Buenos Aires se rumorea que Central debe entre cinco y seis meses de sueldo a los jugadores. La dirigencia admite tres. Los ingresos deben haber mermado seguramente. Los derechos de televisión se siguen abonando, las publicidades también, las plateas ya habían sido pagadas de antemano, y seguramente se cayeron algunos miles de socios que no pueden hacer uso de las instalaciones ni concurrir al Estadio. Pero Central está literalmente fundido, no hay peso en Arroyito ni siquiera para sostener un plantel competitivo y habrá que ver hasta donde llega la paciencia del socio.