La ex legisladora, Elisa Carrió, aseguró que Cristina Kirchner tiene “soldaditas inmorales” y puso como ejemplo a la senadora mendocina del Frente de Todos Anabel Fernández Lagasti. “Esa chica no tiene conciencia. Tiene fanatismo y obediencia. Es como un soldado de Hitler”, sostuvo.
La Coalición Cívica expresó que la legisladora “es una fanática que carece de conciencia moral” y destacó que el “fanático no tiene empatía con el otro”. Además, aseguró que es “modosita”, pero que esa actitud “es una falsedad total”. “Es joven. Me da pena. Es de Mendoza y tiene empuje, pero es fanática”, afirmó.
La intervención generó una respuesta de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). En sus redes sociales publicaron que “la historia de la Shoá no puede ser banalizada por nuestra sociedad” y ante las palabras de Carrió hicieron un “llamado de conciencia a la dirigencia política en su conjunto para dejar de lado este tipo de expresiones”.
“Las comparaciones terminológicas realizadas, agravian a la dirigencia y atentan contra la memoria de las víctimas del régimen nazi”, señalaron, al tiempo que destacaron que “cualquier tipo de discusión o descripción puede darse, pero jamás deben ser incluidos en los argumentos conceptos como los expresados ayer”.
La intervención de Carrió también fue rechazada por el presidente Alberto Fernández, que hizo alusión al pedido de diálogo que había realizado Juntos por el Cambio para intentar llegar a una serie de acuerdos en el ámbito legislativo.
“Han convocado al diálogo para retomar la sensatez política y la cordura institucional. El diálogo no recurre a mentiras y descalificaciones que agravian a personas e instituciones y afectan la convivencia democrática. Sensatez y cordura. Decirlo y hacerlo”, indicó en un tuit donde adjuntaba el video de Carrió.
Fernández Sagasti es una legisladora muy cercana a Cristina Kirchner e integrante de La Cámpora. Ex candidata a gobernadora de Mendoza, fue una de la principal ideóloga del proyecto de intervención y expropiación de la empresa Vicentin, que luego de ser rechazado por la oposición y un sector de la sociedad, quedó archivado.
