Tras el empate de ayer por la noche, en que Central resignó puntos de local ante Godoy Cruz de Mendoza, por redes sociales, miles de hinchas canallas cuestionaron a su entrenador, Cristián González. Si bien se entiende que el plantel que tiene a su disposición no está para grandes cosas, por bajo presupuesto y jerarquía individual, hay algunas decisiones cuestionables a la hora de cerrar los partidos.
Fue muy claro el gesto ayer, cuando el mexicano Lucas Martínez Dupuy acababa de llenarse la frente de gol, tras un pase quirúrgico del capitán Vecchio, la inconfundible seña del Kily de pedirle al equipo que retroceda, cuando aún no había traspuesto la mitad de la cancha tras el festejo del segundo gol auriazul.
La evidente señal era para todo el equipo, pero tenía un destinatario en particular, Lucas Gamba debía dejar de ser delantero o acompañante del extremo para convertirse en volante por izquierda. Tirar el equipo atrás, faltando tanto y teniendo una defensa en formación, con un central lento como Laso es una invitación ineludible al empate y eso finalmente sucedió, de no ser por la oportuna falta de Broun sobre el final incluso lo pudo haber perdido.
Además, si bien no tiene un plantel rico, los cambios deben hacerse antes. Hoy en día, a pesar de haber pasado ya el parate futbolístico se mantiene la insólita regla de los cinco cambios y cualquier equipo que está perdiendo pone en cancha tres o cuatro relevos que con aire fresco, supera físicamente a otro que estaba dominando o jugando mejor. Nunca se puede permitir que tres jugadores frescos ingresen en el equipo contrario sin que aunque sea uno o dos de su propio equipo sean relevados. Es una circunstancia nueva es cierto, pero el entrenador ya debería haber tomado nota.
La lesión de Rinaudo dejó un hueco que el equipo no supo llenar. Siempre se dijo que Villagra era 5 natural, ayer tuvo la oportunidad de jugar "en su puesto", pero no rindió. Sangiovani lo acompañó, fue amonestado pronto y perdió mucho más de lo que ganó. El juvenil Tanlongo no debería tardar en formar parte del equipo, siente más la zona de roce, y si bien le puede faltar experiencia, nadie la obtuvo calentando banco. Cuando ingresó en esa función Lo Celso, nunca rindió, lo suyo pasa por otro lado, si es que pasa por alguno, cuesta descifrar de que juega, más allá del buen pie.
Cambiar 9 por 9 cuando le empatan el partido no siempre es la mejor receta, Dupuy estaba tocado es cierto, pero no parecía no poder jugar. Gamba está muy lejos de su mejor nivel y podría haber sido reemplazado antes. Es complejo descifrar el porqué Marinelli no tuvo minutos todavía, siendo el goleador de la Copa anterior. Y habría que ver en cancha a "Fosa", como los hinchas bautizaron a Ferreyra, difícilmente sea más lento que Laso, que ayer casi regala el partido sobre el final. Almada, aún fuera de su función natural de marcador central es mejor que Martínez marcando punta derecha, de eso no hay duda, a pesar de no tener proyección, habría que preguntarle al preparador físico el motivo por el cual no logra terminar ningún partido y siempre termina acalambrado.
En la segunda etapa Central no llegó al arco, más allá de alguna guapeada de Vecchio, que reclamó penal en una, se animó en otra, pero demasiado poco para lastimar a un equipo que seguramente no estará entre los animadores del torneo. Kily jugó en la mejores ligas del mundo, tuvo grandes entrenadores, dice admirar a Bielsa, pero el Loco, era ofensivo, creó los laterales volantes en aquel Newell's bajo su conducción, basaba su juego en la dinámica y Central ayer pareció un equipo acorralado, sin ideas y resignado indefectiblemente a que le empaten y le empataron...