La inflación proyectada por el gobierno nacional, plasmada en el presupuesto, del 29% no se cumplirá. Quizás eso se haya sabido de antemano, sin embargo suponía una meta a cumplir y la excusa perfecta para tratar de menguar paritarias que no superaran ese porcentaje. Pero en los últimos días, algunos gremios, incluso allegados el Gobierno comenzaron a cerrar paritarias por encima de esa cifra.
Camioneros, el gremio de los Moyano obtuvo el 45%, las empleadas domésticas una cifra similar y los bancarios superaron incluso ese número. Los dirigentes sindicales que los agrupan acompañaron al Frente de Todos en su victoria ante el macrismo, pero no pueden regalar poder adquisitivo del salario, a cuenta de popularidad dentro de sus asociados.
La mayoría de los gremios habían cerrado en torno al 29% con clausula de revisión. La inflación acumulada en el año se va acercando a esa cifra y ya empezaron a surgir reclamos. En el propio Congreso, donde Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner presiden cada una de las cámaras, el aumento otorgado superó el 40%.
En Santa Fe, por ahora las cosas están calmas, pero no tardarán en dispararse. Los dirigentes gremiales de los gremios estatales acompañan a Perotti en la mismísima conformación de sus propio espacio político, por eso no implica abstinencia. Saben mejor que nadie que a pesar de la pandemia las finanzas provinciales gozan de buena salud, por eso el reclamo no tardará en llegar. Podrán ser cautos, demorar lo que se pueda, pero más temprano que tarde, deberán sentarse a la mesa.
Mientras la mayoría de las actividades comerciales se caen a pedazos, la gastronomía, la hotelería, la venta de cualquier tipo de producto, la industria florece, renace de entre las cenizas y comienza a marcar el despegue. La pandemia no terminó y se está lejos de ello, sin embargo, los compromisos asumidos deberán ser refrendados en los hechos, mucho más en un año electoral.
