El gobernador Omar Perotti, a pedido de la familia de Joaquín, el arquitecto asesinado la semana pasada en Arroyito cuando iba a guardar su auto, concurrió a la marcha convocada en el Monumento a la Bandera. Lo hizo junto al intendente Pablo Javkin y funcionarios. Ambos recibieron el encendido reclamo de los concurrentes, que enardecidos les reclamaron por mayor seguridad. Tuvieron la valentía de ir a una marcha que sabían a priori no tendría el mejor de los climas.
Perotti debió retirarse a los pocos minutos bajo una nutrida guardia policial que lo acompañó hasta calle Buenos Aires, donde logró subirse a un móvil policial, ya que fue increpado airadamente, insultado, mojado en reiteradas oportunidades. Aclaró que llegó al lugar por expreso pedido de la familia de Joaquín, ante el reclamo de muchos manifestantes que no deseaban políticos en la marcha. Por momentos pudo establecer diálogos, pero en otros fue repudiado y ante esto, decidió retirarse.
El intendente permaneció en el lugar, intentó en todo momento dialogar con los manifestantes, por momentos lo logró, en otros no la pasó del todo bien, de todas formas siempre se mostró dispuesto a intentar calmar los ánimos. Con ánimos enardecidos, un par de miles de rosarinos expresaron su hartazgo ante la ola de inseguridad que azota la ciudad, la violencia y los asesinatos que no cesan.
