Los gimnasios son centros deportivos saludables y un complemento indispensable para mantenernos sanos. La actividad física es fundamental a la hora de mantenernos sanos, sus beneficios son sumamente recomendables y así lo entiende la mayoría de la gente, que abona una considerable suma mensual para poder concurrir a ellos. En pandemia, tras varios meses en los que debieron permanecer cerrados, volvieron a abrir con algunas restricciones, que de a poco se fueron dejando de lado.
Primero eran los aforos, se permitía la presencia de una pocas personas, con turnos, ventanas abiertas, elementos de higiene personal y de los elementos utilizados. El aforo se fue ampliando y hace poco se permite ya plenitud de concurrentes. Con la llegada del calor, las ventanas se fueron cerrando, para darle mejor utilidad a los equipos de aire acondicionado.
Pero otra de las cosas que fue quedando atrás es la utilización de barbijos, sobre todo a la hora de correr en las cintas o andar en bicicleta. Los atletas tienen mucha capacidad aeróbica, por lo tanto, expanden al ambiente miles de microgotas al hacer actividad física de alta intensidad. Si el ambiente está cerrado, hay varios deportistas corriendo y la variante Delta de coronavirus es la predominante, no parece ser el mejor de los panoramas.
Así las cosas, cabe destacar que a pesar de la buena voluntad de los preparadores físicos y la permanente sugerencia a sus asociados de utilizar barbijos, la mayoría hace caso omiso y pone en peligro al resto de los concurrentes. Debería la Municipalidad inspeccionar regularmente, imponer severas multas y porque no alguna clausura. Sería la única forma de cortar con un severo foco de contagio que hoy puede no ser letal, por los bajos números que se manejan en la actualidad, pero la situación podría empeorar con otros niveles de contagio más elevados.
